domingo, 27 de marzo de 2011

3. Mobiliario y decoración

En las casas romanas no había tantos muebles como en las nuestras.
Como muestra de esto se construían pequeñas hornacinas para guardar vestidos y objetos.

La cama a los romanos le servía también como sofá y las mesas y las sillas estaban elaboradas de deferentes materiales.

La cocina solía ser muy pequeña y estaba compuesta por un banco de ladrillo donde se cocinaba con un trípode o una parrilla. Había bajo este banco para almacenar la leña y el humo, al no tener leña, salía por la ventana. En la cocina solo había un fregadero y alguna silla. Los utensilios solían ser de bronce y barro.

Para alumbrar utilizaban velas y candelabros, así como lamparas de aceite.
El atrio se alumbraba con farolas colgantes y antorchas y las habitaciones se calentaban con estufas y braseros.

Imagen de una lucerna.


Era muy habitual que hubiera mosaicos que podía representar la actividad que se realizaba en esa estancia.

Las paredes podía estar decoradas con pinturas o cortinajes dependiendo de la riqueza del propietario.

Imagen de una mosaico en la Basílica de San Vitale en Rávena (Italia)
Las villae

Las villas romanas eran la vez residencias campestres y granjas productivas.

Su estructura era semejante a la de las domus aunque con mas dependencias y anexos para el almacenaje de su producción y para viviendas para sus inquilinos.

Su amplitud varía respecto a la riqueza de cada persona.
Se situaban en el campo y estaban rodeadas por un muro que las protegía.

Visión moderna de una villa romana.
Las insulae

Los orígenes de las insulae están en la superpoblación, en la falta de espacio y en las duras condiciones.

Eran como los actuales bloque de la actualidad y podían poseer hasta cinco plantas. También contenían un atrio, cuya función era similar a la de las domus, permitir que entrara la luz natural al interior.
Las habitaciones eran de tamaño reducido e incluso a veces, los inquilinos tenían que pasar por habitaciones ajenas para llegas a la suya.

Su estructura parecía sólida pero no era así.
A veces ni siquiera poseían agua corriente y por lo tanto tampoco retrete, por lo que tenían que usar los que había en determinados puntos de la ciudad.

La mayoría de la gente vivía de alquiler y debido a la falta de espacio y de servicios, tiraban la basura por la noche por la ventana.

En la parte inferior generalmente se establecían tiendas y talleres.

Ruinas de una ínsula cerca del Capitolio en Roma.
La domus

La domus primitiva era de origen etrusco y solo poseía de una entrada, un cuerpo central y un pequeño huerto en su parte posterior,  pero gracias al contacto de la cultura griega tiempo después evoluciono en su estructura.

La domus era generalmente para ciudadanos ricos que la ocupaban con su familia.

Estaba compuesta por un vestíbulo por donde se entraba y se alargaba por el pasillo hasta el atrio, que era el centro de la casa donde había una gran abertura en el techo que se correspondía con una pila rectangular destinada a recoger el agua de lluvia. Alrededor del atrio, gracias a la cultura romana, se construyeron habitaciones específicas, como alcobas, cocinas, comedor...

También había un jardín rodeado de un pórtico que podía ser hasta de dos plantas y que estaba sostenido por columnas.

Las dependencias de servicio se situaban donde había un hueco libre.

Las únicas estancias que se abrían a la calle eran unas habitaciones que el dueño alquilaba como tiendas. En la entrada había un mostrador de albañilería y en la parte posterior dos trastiendas.
A veces tenían una parte superior que servía de almacen o de residencia para gente muy pobre.


Imagen de una domus.



 



2. Domus, insulae et villae

Cuando en una civilización hay mucho desarrollo, se debe a la diversidad oferta de actividades. Para ello se necesita una diferencia de tipo económica entre los ciudadanos.
Debido a que en la Antigua Roma la había, esas diferencias se contemplaban perfectamente en el tipo de viviendas.

Las viviendas se clasificaban en: villae o insulae (plurifamiliar) o domus (unifamiliar)

domingo, 20 de marzo de 2011

3. El urbanismo y la vivienda


Los romanos organizaron las ciudades de una manera peculiar para intentar mejorar la calidad de vida no la estética. La ciudad de Pompeya, en Italia, o Timgad, en Argelia, son un claro ejemplo de esta planificación.



 
Anfiteatro de Pompeya.





Teatro romano de Timgad.

1. La planificación urbanística 

El modelo de planificación que siguieron los romanos fue el de planta HIpodámica (de Hipodamos, aequitecto griego).
La estructura básica estaba compuesta por dos calles principales: una con dirección norte-sur (cardo) y otra con dirección este-oeste (decumanus). En cuya intersección se encontraba el Foro, en el que se representaban numerosos actos y donde se encontraban la sede del gobierno y de la administración de justicia, los templos y el mercado.

Imagen del Foro Romano.


Normalmente en las ciudades autosuficientes, se fijaban sus dimensiones y el número de habitantes que podían contener.


En dichas ciudades también se contruían edificios, acueductos, fuentes...
El tráfico aquí estaba prohibido durante el día, excepcionando los vehículos de mercancias, solo se podía circular por la noche o por la mañana muy temprano.

Pero esta planificación no hacía las ciudades romanas ciudades idílicas.
Generalmente había muchas aglomeraciones y barullo. Precisamente en la misma Roma estaban mezclados los randes edificios con la casas humildes.

Ciudad de Itálica (Sevilla, Santiponce)

Las calles

Las aceras romanas eran amplias y poseían numerosas alcantarillas.
Normalmente las aceras eran de mayor altura que las calzadas para evitar que los vehículos la invadieran.
Cada una determinada distancia había bloques de piedra para facilitar el paso de los peatones cuando esta se inundaba y para evitar que los carros circularan a gran velocidad.

Calle pavimentada (Pompeya)


Debido a que la planificación urbanística no recogía los suficientes detalles, la calles no tenían nombre. Por lo tanto la orientación era a base de edificios, fuentes...
Más tarde a las calles se le designaron el nombre de las actividades u oficios que predominaban alli, por ejemplo 'calle de los orfebres'.


domingo, 6 de marzo de 2011

Los clientes

Los clientes eran hombres libres que rendían homenaje al padre de familia y podían ser ricos o pobres.

Se podían clasificar en cuatro grupos:

- Los que necesitaban el apoyo de su patrón para realizar una carrera pública.

- Los hombres de negocios que disponían de la influencia política de su patrón.

- Los intelectuales (filósofos, poetas) que necesitaban la limosna de este para vivir.

- Los que aspiraban esta herencia aunque no perteneciesen a esta clase social.

Filósofo (intelectual) romano. Séneca.

Los clientes asistían a una ceremonia diaria, salutatio, en la que se rendía homenaje al padre de familia y a cambio a estos se les daba una propina.
Era obligatorio asistir a sicho acto.

Los clientes también apoyaban en las elecciones a los patricios, con la condición de que les defendieran sus intereses.

Los libertos

Los libertos llegaron a ser un grupo social con un alto grado económico, que a menudo se dedicaban al funcionariado, a la artesanía o a los negocios.
Pero a dicha clase social siempre les persiguió su origen de esclavos, y por ello aún conservaban costumbres de dicho origen, como por ejemplo, no establecer matrimonio sino concubinato (estado en el que los esclavos se unían con otra esclavas peso sin ser casados).

Los maestros a menudo eran liberto extranjeros que procedían de la esclavitud. Normalmente no tenían suficiente con su sueldo y se dedicaban a redactar cartas o documentos.

Niño y maestro. Detalle de un sarcófago (s.II).

En el siglo VI, el emperador Justiniano los declaró ciudadanos sin distinción.

Mosaico de Justiniano en la Iglesia de San Vital.